Aunque es cierto que las comparaciones siempre son odiosas,
podríamos comparar el arroz al Hombre, ya que ambos son los especimenes
más evolucionados en sus respectivos reinos vegetal y animal: los
cereales son las únicas plantas donde fruto y semilla son la misma cosa,
y el arroz el único cereal que no presenta, además, hendidura en la
mitad de su grano;el

Hombre
es el que tiene la inteligencia más desarrollada y la capacidad de
acción más grande de todo el reino animal. Pero es ahora cuando surge
el mayor problema, pues estas cualidades eran en origen y son hoy en
potencia. Si vemos en qué ha quedado la inteligencia y la capacidad de
acción del Hombre, que a día de hoy parece incapaz de restablecer la
armonía propia y del mundo con el entorno y con sus semejantes, y si nos
fijamos en que el máximo desarrollo de fruto y semilla en simbiosis ha
quedado reducido a un grano blanco, refinado, desprovisto de casi todos
sus nutrientes y propiedades, incapaz ya de germinar y crear una nueva
planta… entonces tal vez nos demos cuenta de que esa supuesta evolución
es posible que no vaya por el buen camino.Por eso es importante decir
que al hablar de arroz hablo del arroz completo, integral, aquel que
usaban nuestros antepasados que fueron capaces de construir el mundo en
el que vivimos sin la mitad de las cosas que tenemos ahora a nivel
material, pero con infinitamente más nutrientes a nivel alimenticio de
los que poseemos ahora (o de los que nos pretenden hacer tener las
grandes industrias).
Pero atención. Toda cara
tiene su cruz. Como contrapartida a la dejadez existe la moda. No nos
dejemos llevar sólo por lo externo de la moda y a la hora de comprar
nuestro arroz integral no nos dejemos seducir sólo por esta última
palabra: integral. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu se
merecen lo mejor, nos merecemos lo mejor, que no quiere decir siempre lo
más caro. Debemos elegir un arroz integral de una marca de confianza y
que nos aseguren que es de cultivo biológico. El de grano corto es bueno
para usar todo el año, aunque ya en primavera y verano podemos
alternarlo o sustituirlo por el de grano largo, los otros más exóticos
como el basmati, el thai, el arroz salvaje… mejor usarlos sólo en
ocasiones puntuales. La razón es simple, usar lo que más cercano nos
queda por nuestra cultura adquirida. El valor nutritivo del arroz
integral es inmenso, pues contiene los cinco componentes alimenticios
esenciales: proteínas, lípidos, carbohidratos (glúcidos), vitaminas
(posee cantidades importantes de vitaminas B1, B2 y B6) y minerales. Es
además de los raros alimentos que por sí solos contienen los doce
aminoácidos esenciales para el cuerpo humano (arginina, histidina,
lisina, triptofano, fenilalanina, tirosina, leucina, isoleucina,
leonina, metionina y valina). El arroz integral es especialmente
calmante para el cerebro y el sistema nervioso, los órganos más
desarrollados de nuestra especie, es eficaz en el tratamiento de
enfermedades renales, cardíacas, vasculares (infinitamente menos
frecuentes en las zonas donde se consume regularmente arroz completo),
afecciones hepáticas y úlceras, en la cura de llagas… recomendable
también en las curas de adelgazamiento ya que al ser un carbohidrato de
absorción lenta mantiene en el cuerpo la sensación de estar saciados
mucho más tiempo que otros alimentos, proporcionándonos a un tiempo
buena calidad alimenticia y energía duradera, y facilitando un buen
tránsito intestinal debido a su alto contenido en fibra. Cocinar el
arroz integral lleva algo más de tiempo que cocinar sus sucedáneo blanco
pero merece la pena intentarlo. Es bueno lavarlo antes de usar y si es
posible además ponerlo unas horas a remojo. Lo ideal es cocinarlo en
olla a presión entre 30-40’ (10 minutos a fuego alto y el resto de la
cocción a fuego mínimo), dependiendo siempre del tipo de cocina que
usemos y del tipo de olla (si es rápida unos 20’ aproximadamente, 6 a
fuego alto y el resto al mínimo) con una medida y media ó dos de agua
por cada medida de arroz y con una pizca de sal marina. Si lo cocinamos
en cazuela estará hecho cuando veamos que el grano se ha abierto pero
sin que se deshaga. Nunca debe de quedar duro porque su digestión sería
muy pesada. Es cuestión, al inicio, de prueba y ensayo. Además
comprobaréis que cuando ya le habéis pillado el truco y el tiempo exacto
de cocción en vuestra cocina y con vuestra olla, es más que probable
que en cualquier otra cocina o con cualquier otra olla –por muy
semejantes que sean- las medidas no se ajustan exactamente igual. Pero
bueno, también esto es un aliciente por todo lo que tiene de experimento
y de “diversión”. Gracias a su delicado sabor va bien para acompañar
tanto con sabores dulces como salados, lo importante es, como siempre,
no tener miedo y experimentar, dejarse sorprender. ¡Suerte!
Fuente: http://www.bedoce.com/2007/04/11/el-arroz-integral-sublime-desconocido/